Guía de enfermedades parasitarias más comunes en México

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1. Parasitosis: generalidades

Las enfermedades parasitarias consisten un grave problema de salud a nivel mundial, sin embargo, es en las zonas tropicales y subtropicales donde se presentan más casos de parasitosis. Si bien es cierto que muchas de ellas se encuentran con mayor incidencia en comunidades de bajos recursos económicos, o zonas donde las personas viven en hacinamiento, o malas condiciones de higiene, también es posible encontrar casos de infecciones parasitarias en las grandes urbes.

México, por sus características climáticas, es un lugar endémico para gran cantidad de parásitos, es decir, gran cantidad de especies parásitas han tenido su origen en tierras mexicanas por lo que están perfectamente adaptados al ambiente y a los animales que los rodean, lo que hace que su eliminación sea bastante compleja. Es por esto que, desde hace varios años, se han implementado acciones preventivas que incluyen brindar acceso a la información a las comunidades más afectadas, sin embargo aún hay mucho por hacer.

En este artículos se hablará de las parasitosis más comunes de México que serán abordadas de acuerdo con el tipo de transmisión. Pero hay que empezar por lo más básico ¿Qué es un parásito?

1.1 Parásitos ¿Con qué se comen?

En la naturaleza existe una gran diversidad de formas de vida: animales, plantas, hongos, seres tan raros que tienen una clasificación aparte (protozoarios), bacterias, etc. Todos ellos tienen que alimentarse y reproducirse para perpetuar su especie, muchas veces las especies conviven en paz dentro de un mismo nicho, incluso puede que se necesiten unas a otras para sobrevivir, sin embargo, a veces sobrevivir significa competir por recursos, por ejemplo: un par de leonas que acechan a la misma gacela tendrán que esforzarse por correr a su máxima velocidad con tal de llegar primero a ésta, quien llegue primero se alimenta a sí misma y a su manada, quien llegue después tendrá que buscar otra fuente de comida, o luchar contra la primera manada. O bien, puede darse el caso de organismo que robe recursos a otros, estos son los parásitos, por definición: cualquier organismo que sobreviva a costa de otro organismo, también llamado huésped, causándole daño  (enfermedad) o incluso la muerte. Los parásitos se presentan en diferentes formas y gran variedad de huéspedes, lo cual, por supuesto, también incluye a los humanos.

Los parásitos que afectan al humano pertenecen a 3 grupos: en primer lugar ese grupo misceláneo denominado Protozoa, sus integrantes son los protozoarios, de formas, hábitats y ciclos de vida tan distintos entre sí que en esta revisión nos conformaremos por decir que lo único que tienen en común es ser unicelulares (para más detalles puede navegar en los sitios que se señalan en la bibliografía). En segundo lugar  están los Helmintos, es decir: gusanos. Y se clasifican de acuerdo a su forma porque hay los típicos cilíndricos parecidos a las lombrices que todos conocemos, pero también hay unos aplanados y más delgados que un cabello (solitaria), e incluso unos que parecen salidos de películas de ciencia ficción, con ganchillos. Por último, el tercer grupo está conformado por los ectoparásitos, es decir, los parásitos que, a diferencia de protozoarios y gusanos, viven en el exterior del cuerpo. En México éstos no causan grandes problemas, así que serán excluidos de esta revisión, pero como podrán imaginarse, son los piojos, pulgas, ácaros y garrapatas.

Los parásitos gusanos y protozoarios, pueden dividirse por la forma en que son transmitidos al humano, que a su vez, depende de los respectivos ciclos de vida y de sus hábitats, a continuación se presentan los dos grandes mecanismos de transmisión parasitaria, y las enfermedades más comunes en México para cada tipo de transmisión.

2. La transmisión Fecal-Oral en México 

Cuando se habla de “Vía” en realidad se hace referencia a múltiples vías, ya que, los parásitos, que se encuentren en las heces fecales, pueden llegar a ser ingeridas por una persona de varias manera. Sí, comemos heces fecales, y lo hacemos a través de manos, agua, suelo, utensilios de cocina y comida contaminada; o bien, por moscas.  De ahí la importancia de mantener estrictas medidas de higiene antes de preparar y/o ingerir los alimentos que pudieran estar en contacto directo o indirecto con heces.

Evidentemente los parásitos transmitidos de esta manera pasarán un tiempo en el tracto digestivo, muchos se establecerán ahí para robar los recursos energéticos que necesiten y así reproducirse, se les llama parásitos intestinales; otros en cambio, pueden viajar a distintas partes del cuerpo, por ejemplo Toxoplasma, cuyo principal blanco es el sistema nervioso.

En México, las zonas Centro y Sur, son las afectadas principalmente y los parásitos intestinales que se destacan son: Entamoeba histolytica, Giardia lamblia, Criptosporidium spp, Cystoisosporios spp, Cyclosporiosis spp, y Toxoplasma gondii; Ascaris lumbricoides, Trichuris trichiura, Hymenolepis nana, Taenia saginatay y T. solium, balantidiasis,

A nivel mundial se estima que los parásitos nematodos (gusanos cilíndricos) ocasionan 65,000 muertes al año; mientras que, cerca de 48 millones de personas mueren a causa del protozoario Entamoeba histolytica.

En México, las Amibiasis, Giardiasis, Helmintiasis, Ascariasis, y Oxiuriasis, se encuentran dentro de las primeras veinte causas de muerte más comunes. Sacar estos números no es tarea sencilla, muchas personas afectadas no acuden con un médico y muchos casos no son registrados, además, para complicar más la situación, una persona puede infectarse por más de un parásito y/o agente patógeno (virus o bacteria) a la vez.

Los síntomas, en particular de las parasitosis intestinales, son muy parecidos, generalmente involucran diarrea, dolor abdominal, náuseas y vómito. Es posible que existan parasitosis asintomáticas, u otras en las cuales los síntomas se manifiesten muchos años después de la infección. Así mismo puede ocurrir que el organismo combata efectivamente al parásito y lo elimine sin que la persona se entere. Todo esto depende de múltiples factores que involucran características biológicas del individuo como edad o hábitos alimenticios y, por otro lado, características relativas al parásito tales como especie, carga parasitaria, etc. 

No obstante, como parte de los esfuerzos para contrarrestar el problema de salud que representan estos organismos ya se han fichado los parásitos intestinales más comunes en el país y se enlistan a continuación junto con sus particularidades.

2.1 Amebiasis o Amibiasis

La amibiasis es una de las enfermedades relacionadas a la pobreza, es decir que la población en mayor riesgo de infección se compone de aquellas personas que viven en el hacinamiento, con poco o nulo acceso a agua potable, condiciones deficientes de higiene y contaminación fecal, así mismo, se cree que uno de los principales factores de riesgo es el consumo de mariscos crudos, en especial almejas y ostiones pescados en zonas cercanas a descargas de aguas contaminadas con heces. En toda la República Mexicana se reporta cierto número de casos nuevos por cada 100 mil habitantes al año, tanto de absceso hepático amibiano, como de amibiasis intestinal, sin embargo hay entidades en las que la tasa de incidencia es muy baja, menos que la media nacional.

Se conoce como amibiasis a toda infección ocasionada por la Entamoeba histolytica, un protozoario, es decir, una célula de 10-60 µm de diámetro (microscópica), que presenta dos fases: una móvil denominada trofozoito que, para moverse, proyecta extensiones de sí misma a manera de “tentáculos” conocidos como pseudópodos, es decir, pies falsos; La otra fase es la replicativa, se le llama quiste y no es más que una estructura esférica con la única misión de dividirse.

Una persona ingiere los quistes  en agua o comida contaminada con E. histolytica, estos viajan por el tracto digestivo y plantan su bandera de conquista al llegar al colon, transformándose en trofozoitos, que invaden las células intestinales. Al final del viaje, se enquistan y son expulsados junto con las heces para volver a comenzar el ciclo.  En infecciones de magnitudes muy grandes, es posible que los parásitos lleguen al torrente sanguíneo e invadan órganos como el hígado, que es lo más común en estos casos, o pulmones, cerebro, etc.

Los síntomas incluyen diarrea pero puede acompañarse de “moco”, sangre, dolor intestinal, y, en ocasiones fiebre. Si la infección se expandió al hígado y ha causado lesiones, el paciente presenta ataque al estado general, hepatomegalia (agrandamiento del hígado) dolorosa, fiebre, tos, disnea (sensación de falta de aire), y dolor durante la inspiración profunda.

Las infecciones amebianas son relativamente fáciles de evitar siempre y cuando se mantengan las medidas de higiene apropiadas. Así mismo, al presentar los primeros síntomas es importante acudir con un médico que haga el diagnóstico y recete el mejor tratamiento.

2.2 Giardiasis

Es causada por otro parásito protozoario: Giardia duodenalis (sinónimos: G. lamblia, G.intestinalis) que afecta a mamíferos, anfibios, reptiles y aves. Es la parasitosis intestinal más común en todo el mundo, se estima que aproximadamente 200 millones personas en Asia, África y Latinoamérica presentan la enfermedad, con 500,000 casos nuevos cada año, siendo los infantes, mayores de edad, los inmunodeprimidos, y, en menor medida, los viajeros internacionales los más vulnerables. Se cree que cerca de 2-3% de las “Diarreas del viajero” son causadas por Giardia y, aunque es posible adquirirla en cualquier parte del mundo, suele ser más frecuente en el Subcontinente indio, y en África Occidental.

La Giardiasis se transmite principalmente a través de alimentos o agua contaminada, de hecho se ha demostrado la contaminación incluso de agua potable. También es posible que se trasmita por contacto directo o por medio de fómites (objetos comunes que pueden contaminarse por ser constantemente manipulados, por ejemplo sábanas, cobertores, teléfonos fijos y móviles, etc.).  Este parásito puede encontrarse en ambientes urbanos, periurbanos y rurales en los que predominan higiene deficiente y hacinamiento.

Cuando una persona ingiere los quistes de G. duodenalis, estos son arrastrados por el tracto digestivo junto con la comida, pero, al llegar a las primeras porciones del intestino delgado, los pequeños organismos enquistados sufren cambios morfológicos para pasar a la forma de trofozoito e invadir la región. Cada nuevo trofozoito, cuyos organelos dan la apariencia de una hojita sonriente, se separa del tejido intestinal para enquistarse nuevamente y ser expulsado, junto con las heces fecales. 

Las infecciones ocasionadas por Giardia spp pueden tardar de 1 a 2 semanas luego de que el parásito haya entrado al cuerpo en manifestarse, e incluso, si no se atienden, pueden hacerse crónicas.

Por la ubicación del parásito en las personas, los síntomas incluyen diarrea, pero esta vez acuosa o bien pastosa, incluso explosiva, además de dolor de estómago inmediatamente después de comer, falta de apetito, distensión abdominal, flatulencias y, ocasionalmente: dolor de cabeza, o febrícula. Quienes manifiestan los síntomas en un corto tiempo, pueden no necesitar tratamiento, sin embargo, quienes desarrollan una parasitosis crónica, sufren diarrea recurrente, grasosa, disminución de peso y deficiencias en el crecimiento y desarrollo en el caso de los niños. También se ha asociado a Giardia y a otros protozoos con el síndrome de colon irritable.

Ésta enfermedad es totalmente curable, y por lo general, no requiere tratamiento, no obstante es importante siempre acudir con un médico para que haga el diagnóstico pertinente.

2.3 Balantidiasis

Enfermedad producida por el protozoo Balantidium coli, que infecta, además de al humano, a otros mamíferos, peces, aves, y hasta anfibios. Pese a que los casos son aislados (prevalencia mundial de 1%), este parásito es cosmopolita, por lo que es importante llamar la atención de aquellos sujetos que trabajan en estrecho contacto con ganado porcino y sus excretas, que generalmente se encuentran en áreas rurales de países tropicales y subtropicales.

Generalmente una persona ingiere los quistes de B coli en el agua contaminada, y estos viajan hasta establecerse en parte del intestino grueso. Es por esto, que los síntomas incluyen cuadros diarreicos o disentería (excretas con sangre), sin embargo, en pacientes inmunodeficientes, alcohólicos, leucémicos o desnutridos, esta parasitosis puede complicarse severamente involucrando al hígado, pulmones o sistema genitourinario, así como perforación y colitis fulminante, apendicitis, entre otros.

2.4 Criptosporidiosis

Cryptosporidium es uno de los parásitos protozoarios a los que puede acusárseles de causar la diarrea del viajero, sin embargo, no afecta en principal medida a estos sino a niños, personas desnutridos o inmunocomprometidos. Aunque está presente en todo el mundo, causa la mayoría del problema en los países en desarrollo con sanidad deficiente y zonas de hacinamiento. Su importancia radica en la capacidad infectiva que tienen sus quistes, pues son capaces de durar todo un año en agua de mar, o soportar concentraciones diluidas de cloro. Además cuenta con una prevalencia media de 4.9% en países industrializados; mientras que en países en desarrollo la media es de 7.9%, excluyendo los brotes epidémicos específicos y a los sujetos con SIDA.

Su ciclo de vida transcurre en el tracto digestivo de los mamíferos infectados. Quienes padezcan una infección por Cryptosporidium spp, pueden sufrir o no síntomas diarreicos que, en sujetos susceptibles, pueden complicarse de forma crónica.

2.5 Toxoplasmosis

Toxoplasma gondii es un parásito protozoario, capaz de infectar casi a cualquier mamífero además de aves, teniendo como hospedero definitivo a los felinos.

Las prevalencias de infección oscilan entre el 5 al 80 % en los diferentes países, igualmente, la infección suele ser asintomática en un principio (90% de las veces), pero puede asociarse a otras complicaciones si se da en personas con VIH, mujeres embarazadas y fetos o bebés recién nacidos.

Los quistes de T. gondii son expulsados en las heces de gato, lo cual no quiere decir que uno deba evitar los gatos a toda costa, lo único que hay que hacer es vacunar a sus mascotas, evitar es el contacto con heces, y, claro, lavarse las manos después de manipular areneros, pues es necesario ingerir el parásito para que éste pueda establecerse.

De hecho, pese a que se ha satanizado a los gatos, la mayoría de las personas que adquieren Toxoplasma gondii lo hacen gracias a que comieron carne, verduras o agua contaminada con quistes. De cualquier manera, en un individuo con un sistema inmune sano, la infección no pasa a mayores.

Si una persona ingiere los parásitos, estos invaden las células del tejido mucoso del tracto digestivo, y pueden viajar a músculo, corazón, cerebro, retina o testículos, entre otros. Los síntomas son tan variables como sitios de infección existan y van en relación a las condiciones de edad y salud de cada individuo.

2.6 Ascariasis

También conocida como ascariosis, es causada por el nematodo (gusano cilíndrico) Ascaris lumbricoides, y es la parasitosis intestinal ocasionada por gusanos más frecuente en el mundo, sobre todo en África, Latinoamérica y ciertas zonas de Asia, con una aproximado de 807 millones de personas infectadas. Tan sólo en México, desde 1993 se estima que 33% de la población estaba parasitada.

La transmisión de esta enfermedad se da por ingesta de huevos con larvas (no todos los huevos contienen larvas) de Ascaris sp mediante agua o alimentos contaminados, así como ingestión de tierra (común en niños pequeños), o fómites, e incluso ha habido reportes de transmisión por inhalación. Cuando el huevo llega a las primeras porciones del intestino delgado, eclosiona, es decir, se rompe, y la pequeña larva sale a viajar por la circulación. Curiosamente, las larvas dan un breve paseo por la circulación pulmonar hasta llegar a la laringe, donde son re-ingeridas, y nuevamente arrastrada al intestino para, ésta vez, madurar y reproducirse, esto es importante mencionarlo ya que, en ocasiones pueden quedarse a infectar esa región.

Los gusanos de apellido Ascaris, a diferencia de otros, no son hermafroditas, por lo que, para que una infección se propague dentro de un individuo, es necesario que se encuentren machos con hembras. De ser éste el caso, toma algunos meses en que surjan los primeros huevecillos, mismos que son arrastrados junto con las heces fecales y salen para infectar otros organismos. En caso de que sólo se encuentren machos, o sólo hembras, no ocurre fecundación y la infección no dura mucho.

Los síntomas varían en relación a la cantidad de nematodos ingeridos, cuando son pocos, suelen ser eliminados rápidamente, sin embargo, si es una carga elevada puede presentarse dolor, distensión abdominales, náusea y vómito. Cuando se encuentran en la circulación pulmonar es posible que se presenten síntomas parecidos a los de la gripe común, rara vez con fiebre.

2.7 Trichuriosis o Thricuriasis

Trichuris trichiura, afecta a unas 600 millones de personas en el mundo, además se estima que en Latinoamérica y el Caribe existen 100 millones de personas infectadas. Por otra parte, es junto con Ascaris lumbricoides, el parásito nematodo más común en México.

Los huevos de T. trichiura, arrojados con la materia fecal son infectantes hasta después de entre 15 y 30 días de ser expulsados (es decir, si alguien ingiere accidentalmente un huevecillo, por ejemplo, a los 7 días de haber sido arrojado, lo más probable es que lo digiera con el resto de su comida sin pasar a mayores, aunque es mejor no realizar experimentos que pongan en riesgo la salud). Cualquier persona que ha estado en contacto con tierra contaminada corre el riesgo de ingerir los huevecillos si no se lava correctamente las manos.

De cualquier forma, cuando son ingeridos, los huevos eclosionan en el intestino delgado y las diminutas larvas viajan casi al final del colon, donde penetran el tejido mucoso. Dependiendo de su etapa de desarrollo colonizarán distintas secciones del colon. Las hembras comienzan a poner huevos aproximadamente a los 3 meses después de haberse instalado en el intestino, y pueden poner cerca de 2,000 a 20,000 huevos al día, mismos que son arrojados junto con las heces, si a esto añadimos que un Trichuris sp adulto puede vivir hasta tres años, hablamos de una cantidad enorme de huevecillos saliendo a contaminar nuevos suelos en espera de ser ingeridos por nuevos hospederos.

Los síntomas, una vez más, dependen de la carga parasitaria: en infecciones leves y moderadas el daño, se asocia a dolor abdominal y episodios diarreicos. Cuando la carga fue alta es común observar pérdida de peso, diarrea crónica, disentería y prolapso rectal (parte del recto está tan inflamada que sale por el ano).

2.8 Hymenoleopsis

Este parásito es uno de los tantos gusanos planos que se agrupan bajo el nombre de cestodos, H. spp. Es la infección por cestodos más frecuente a nivel mundial y por supuesto se encuentra en México con alta incidencia, suele llamarse Taenia enana.

La himenolepiosis se presenta principalmente en niños de edad preescolar y disminuye hacia los 15 años, razón por la cual es poco usual encontrar un adulto con esta infección. Se ha identificado a este parásito en instituciones con medidas sanitarias deficientes, tales como guarderías, donde evidentemente, se le ve acompañado de otros parásitos y bacterias.

Este tipo de gusanos presenta una anatomía muy particular que merece ser descrita. En lugar de cabeza tienen un escólex, con cuatro ventosas que usan para sujetarse a las paredes intestinales, y un Rostelo (algo así como una trompa) retráctil con varias hileras de ganchos para la misma función. El resto de su cuerpo consiste en un cuello y varios segmentos denominados Proglótidos, que, hacia la parte final contienen miles de huevos. Los proglótidos se desprenden, y son llevados por las heces fecales al exterior, donde se desprenden los huevos y llegan a contaminar suelo o agua.

Su ciclo de vida puede ser directo o indirecto. El primero ocurre cuando un humano ingiere huevo del cestodo en cualquier alimento o bebida contaminada, posteriormente de estos huevos surgen unas esferas que penetran parte del tejido intestinal y una vez dentro se convierten en larvas que vuelven a salir del tejido y se sostienen de él con el escólex. Después de 3 semanas, el gusano es un adulto que puede vivir hasta 6 semanas y cuyos proglótidos grávidos (con huevecillos) se van separando para ser eliminados junto con la materia fecal. El ciclo de vida indirecto es cuando una persona ingiere un insecto infectado con cestodos, suele ocurrir con los que se encuentran en algunos granos, cereales, harinas, especias, chocolates, frutas secas y comidas de mascotas (semillas para pájaros, comida para peces, perros y gatos).

Aunque no se presentan síntomas específicos, frecuentemente se reporta dolor abdominal, meteorismo (distensión abdominal ocasionada por gases) y flatulencia, diarrea periódica, prurito anal, falta de hambre y dolor de cabeza; además de prurito nasal, bruxismo (rechinido de dientes) e irritabilidad, y de manera esporádica, urticaria y dolor de articulaciones.

Para prevenir esta enfermedad es muy importante cuidar la eliminación de excretas, así como observar las medidas de higiene que eviten el fecalismo por parte de los menores.

2.9 Taeniosis y Cisticercosis

Ambas enfermedades son causadas por la infección producida por T. saginata y/o T. solium, (mejor conocida como solitaria, pues habitualmente en el diagnóstico se puede encontrar un solo gusano en todo el intestino) la Taenosis es ocasionada por los adultos, mientras que la cisticercosis por los huevecillos, denominados cisticercos. Estos parásitos se pueden encontrar en todo el mundo, si bien son endémicos en México.  Esta parasitosis prevalece en zonas rurales y urbanas con infraestructura sanitaria deficiente.

Las Taenias se hospedan en mamíferos, los adultos se hospedan en los intestinos, pero sus cisticercos suelen alojarse en tejido muscular, es por ello que se encuentran principalmente en la carne de puerco o de res contaminada, además de frutas o verduras. Cuando una persona ingiere carne contaminada, los huevecillos viajan hacia el intestino, donde se fijan para ir madurando y llegar a la madurez luego de 2 o 3 meses de la infestación inicial. Los adultos de T. solium/saginata, son hermafroditas, lo cual quiere decir que uno solo basta para producir cisticercos continuamente durante el tiempo de vida restante.

La taenosis es asintomática con frecuencia, pero se han reportado dolor abdominal, náusea, alteraciones en el apetito, pérdida de peso, cefalea, diarrea o constipación, mareo y prurito anal. Además, cabe mencionar que, al momento de la infección, los cisticercos viajan a músculo y otros órganos, por lo que los síntomas son tan variables como localizaciones existan, aunque suele ser común que los cisticercos habiten el sistema nervioso, de hecho, en México, esta parasitosis se ha observado en el 11% de las consultas neurológicas, 25% de las craneotomías, y se considera primera causa de desarrollo de epilepsia en adultos. Los signos y síntomas, tan variables y susceptibles a ser confundidos con otras patologías, tardan de meses a años en presentarse.

Al igual que para el resto de las enfermedades de transmisión fecal-oral, es importante evitar el fecalismo al aire libre, procurar sólo ingerir carne bien cocida y de proveedores confiables, así como lavar frutas y verduras y mantener buenas medidas de higiene personal. El tratamiento depende de la existencia de adultos o cisticercos, así como de la carga parasitaria y localización de los parásitos, por lo que es importante acudir a un médico al menor síntoma.

Todas las enfermedades mencionadas anteriormente pueden prevenirse sencillamente consumiendo alimentos que hayan pasado los certificados de sanidad pertinentes, así como manteniendo una higiene adecuada. Es importante aclarar que existen muchos riesgos en la automedicación, por lo que siempre hay que acudir a un médico antes de sacar conclusiones propias.

3. Los vectores  y las enfermedades que transmiten en México

Un vector es cualquier animal o insecto que transmite un agente patógeno a los humanos, ya sea protozoario, bacteria, virus, u otro. Esto ocurre ya que los parásitos han desarrollado múltiples estrategias adaptativas, entre las cuales está la capacidad de sobrevivir dentro de distintos huéspedes durante su ciclo de vida, llámense vector, que casi siempre es un artrópodo (mosquitos, moscas, chinches, etc.) y humano.

En México, las enfermedades transmitidas por vector más importantes son: Paludismo, Oncocercosis, Chagas y Leishmanosis, todos protozoarios que se transmiten gracias a mosquitos (Género Anopheles), mosca negra (Género Simulium), chinche besucona (Toda la subfamilia Triatominae) y mosca de arena o chiclera (Subfamilia Flebotominae), respectivamente.

Cada una de ellas se mencionará con detalle más adelante.

3.1 Paludismo o Malaria

Información general: es la enfermedad ocasionada por Plasmodium falciparum, Plasmodium vivax, Plasmodium malariae o  Plasmodium ovale. La OMS estima que 3.2 mil millones de personas se encuentran en riesgo de infección y de sufrir la enfermedad en 97 países. En América se han reducido la incidencia de >75% en 13 de los 21 países en los que persistía la transmisión en los años 2000 – 2012.

México reportó logros mediante un programa de “tratamiento focalizado”, que consiste en un tratamiento más eficaz y rociamiento de insecticida en determinadas zonas, lo que ha logrado interrumpir la transmisión en gran parte del país, sin embargo, la enfermedad persiste en cierta medida y los 4 focos de transmisión de mayor importancia se ubican en Chiapas (frontera con Guatemala), en el sur de Oaxaca, en la frontera entre Durango y Nayarit, además de los estados de Chihuahua, Sinaloa y Sonora. Los vectores prevalentes en nuestro país son los mosquitos: Anopheles pseudopunctipennis, An. albimanus, An. darlingi, An. punctimacula, An. punctimacula. Así mismo, la mayoría de los casos se deben al parásito P. vivax.

Como protozoarios, el Plasmodium spp lleva ciclos de vida más complicados que los gusanos, se presentan varios estadíos algunos toman lugar en las glándulas salivales de los mosquitos; y en el humano varios estadíos ocurren ya sea en las células sanguíneas o del hígado. Siendo así, cuando un mosquito infectado pica a una persona sana, transmite el parásito en su saliva, y éste viaja por el torrente sanguíneo de la persona, directo al hígado, donde empieza a dividirse para volver a salir a la sangre y ser recogido por otro mosquito. Es importante aclarar que la transmisión también puede darse por el uso de agujas o jeringas contaminadas, transfusión sanguínea, o congénita.

La malaria no complicada presenta signos y síntomas no específicos: taquicardia, taquipnea, malestar, fatiga, escalofríos, sudoración, dolor de cabeza, anorexia, náusea, vómito, dolor abdominal, diarrea, tos y dolor de articulaciones. Suele detectarse por los patrones de fiebre y escalofríos.

La malaria complicada, o crónica, se presenta con un aumento del tamaño del bazo. Aunque este es un síntoma muy común en enfermedades parasitarias.

En los países endémicos, como México, se han realizado campañas de prevención, sobre todo en los estados con mayor incidencia, que consisten en rociados de insecticida, así como de brindar información oportuna a la población más vulnerable. El diagnóstico y tratamiento deben dejarse en las manos de los médicos.

3.2 Enfermedad de Chagas

La enfermedad de Chagas o Trypanosomosis americana es una infección causada por Trypanosoma cruzi. Un protozoario capaz de habitar gran número de reservorios vertebrados, así como de vectores triatominos (un grupo de chinches que se alimentan de sangre). Su importancia radica en su elevada prevalencia, sus síntomas poco conspicuos, su incurabilidad, las grandes pérdidas económicas por incapacidad laboral, y la muerte repentina de personas aparentemente sanas. Pese a que la infección se transmite principalmente por triatominos, también es posible que se transmita mediante transfusión sanguínea, por vía congénita, por trasplantes de órganos y por vía oral. Se estima que en América se presenta en 21 países, afectando entre 8 y 10 millones de personas; aproximadamente 25 millones de individuos se encuentran en riesgo de adquirir la infección. En México la cifra de personas infectadas se calcula en aproximadamente 1.1 millones.

El ciclo de vida de Trypanosoma cruzi es muy complejo, pues el parásito sufre 3 transformaciones de acuerdo con el hospedero y la parte de éste en que se encuentre, cuyas funciones son de supervivencia, replicativas o infectivas. En la chinche, el Trypanosoma se desarrolla a lo largo del intestino, lo cual implica una diferencia respecto al plasmodium, pues el tripanosoma no se transmite por la saliva de la chinche, sino por sus heces. Como el sistema digestivo de las chinches es muy básico, defecan casi inmediatamente después de alimentarse, por lo que las heces quedan cerca del piquete y entran en contacto con este cuando la persona se rasca, a veces incluso la chinche puede defecar justo en el sitio donde se alimentó, y otras alcanza a alejarse de la persona, defecando lejos de esta. Todo depende de la especie de la chinche y su edad.

Las chinches, al igual que otros insectos que se alimentan de sangre, suelen ser atraídos por el CO2 que es exhalado en cada respiración, por lo que comúnmente pican cerca de la boca  y con lo que ganaron el nombre de “chinche besucona” en algunas regiones de América Latina. 

La infección en humanos puede permanecer hasta 30 años sin presentar síntomas, aunque, frecuentemente queda una inflamación muy característica en el sitio del piquete, conocida como Chagoma de inoculación. Una vez que el parásito entra a la circulación sanguínea en un humano u otro mamífero, viaja hacia el bazo, hígado, colon o principalmente el corazón donde se replica silenciosamente, lo cual ocasiona reacciones inflamatorias y el paulatino crecimiento de dichos órganos. Muchas personas mueren por insuficiencia cardiaca ocasionada por Chagas sin saberlo.

Para prevenir esta enfermedad es importante revisar colchones y pequeñas rendijas en donde puedan refugiarse las chinches, en especial cabañas o casas rústicas hechas de madera, o con techos de paja. Así como acudir al médico a la menor sospecha.

3.3 Leishmaniasis

En realidad no se habla nunca de la Leishmaniasis como una enfermedad, sino del conjunto de enfermedades causadas por el protozoo Leishmania, parásito del humano y otros mamíferos, que produce lesiones en la piel, mucosas (interior de la boca, sistema digestivo y sistema respiratorio) y vísceras. Se transmite a los humanos por la picadura de flebótomos hembra infectados. Esta parasitosis se encuentra en 98 países, se estiman unos 1.3 millones de casos nuevos al año, aunque en realidad solamente se reporta la mitad. El género Leishmania spp contempla más de 20 especies. En América, el vector es el mosquito  Lutzomyia, conocido popularmente como mosca de arena, y la forma común de Leishmaniasis es la cutánea.

Cabe mencionar que los perros juegan un papel importante como reservorios, es decir, pueden albergar al parásito sin presentar signos de enfermedad, debido a su estrecha relación con el humano. Y, pese a que la enfermedad se ha reportado tanto en zonas rurales, como en urbanas, se encuentra asociada, principalmente, a las regiones selváticas. En México se considera la mayor incidencia en Veracruz, Tabasco, Campeche, Quintana Roo, Yucatán, Chiapas, Guerrero, Jalisco, Nayarit, Oaxaca  Sinaloa, Morelos y Puebla.

Cuando está en los humanos, Leishmania spp adquiere una forma esférica para dividirse y se refugia dentro de algunas células del sistema inmune y de la piel. Mientras que, en los mosquitos, toma la forma adaptada al movimiento y prefiere el tracto digestivo pero en la parte de la boca (probóscide), de manera que cuando el mosquito pique, los parásitos entren en el siguiente hospedero. Aunque este es el ciclo clásico de transmisión, también es posible que una persona adquiera el parásito por contacto con material de una lesión, trasplante de órganos, transfusión sanguínea y a través de la placenta.

La infección puede ser asintomática, aguda o crónica (siendo niños desnutridos y personas VIH positivos, los más vulnerables a este tipo de manifestación), además, los síntomas pueden tardar meses o años en aparecer; en ocasiones, en el sitio de la lesión, se desarrolla un nódulo permanente que es el único signo de enfermedad. No obstante, en niños puede presentarse: fiebre, palidez, anorexia, pérdida de peso, deficiencia en el crecimiento, tos, vómito, diarrea y hemorragia nasal, así como agrandamiento del bazo y del hígado, linfadenopatías, a veces generalizadas, sangrado gingival (de encías), moretones y petequias en extremidades, sin razón, entre otros. En etapas posteriores del padecimiento, cuando toma la forma crónica, se han descrito taquicardia, ictericia, distensión abdominal, ascitis o edema pedal, sangrados y equimosis más importantes, alteraciones en piel y anexos, como hiperpigmentación, lesiones verrucosas no ulceradas y alopecia.

Como se dijo anteriormente, la leishmanosis se puede presentar de distintas formas: Leishmanosis Visceral (LV) o Kala-Azar, Leishmanosis Cutánea Localizada (LCL), Leishmanosis Cutánea Diseminada (LCD), Leishmanosis Muco-Cutánea (LMC) y Leishmanosis Dérmica post Kala-Azar (PKDL).

En México las Leishmanosis cutáneas son las predominantes. La LCL es conocida como Úlcera de los chicleros, ya que fue encontrada en trabajadores que extraían la goma del árbol del chicle; por su parte, la LCD se ha reportado en Oaxaca, Campeche, Tabasco, Veracruz, Michoacán, Tamaulipas y se caracteriza por lesiones nodulares prácticamente en toda la piel a excepción del cuero cabelludo, ingles, axilas, genitales externos, plantas y palmas.

El resto de las manifestaciones son más comunes en otras regiones de Sudamérica, Asia y África.

Una de las razones por las que se llama la atención a esta enfermedad es que todos los tratamientos convencionales implican un elevado costo, falta de efectividad en muchos casos, resistencias y diversos efectos secundarios. Como en el resto de enfermedades debe hacerse énfasis en la prevención, evitar contacto con vectores usando ropa  protectora  y repelentes, previo a exposición con el vector, vacunando  a las mascotas pertinentemente, así como a acudiendo al médico a los primeros signos o síntomas.

3.4 Oncocercosis

Se conoce al conjunto de signos y síntomas ocasionados por la infección con Onchocerca volvulus, un gusano que afecta la piel y ojos. Es transmitido por varias especies de Simulium, (S. ochraceum en México)moscas que se alimentan de sangre, en África occidental así como en áreas endémicas de Sudamérica y México. En este último, los tres focos de atención son: Oaxaca, Norte y Sur de Chiapas, se conocen comúnmente como rodadores, porque, después de alimentarse, suelen tener un comportamiento de soltarse y caer rodando.

El estado larvario de O. valvulus apenas mide unos cuantos micrómetros de largo, por lo que fácilmente se mueve en busca de tejidos dérmicos en los cuales establecerse.

Un adulto presenta dimorfismo sexual, es decir, es posible distinguir hembras de machos a simple vista ya que los segundos son mucho más chicos que las primeras. Llegan a vivir entre 12 y 15 años, 10 de los cuales cubren la etapa reproductiva.

La transmisión comienza cuando un simúlido se alimenta de una persona infectada, pues succiona los parásitos del sujeto; estos viajan por el aparato digestivo de la mosca y regresan al área bucal, de manera que, en su siguiente alimentación, las larvas son depositadas en el interior del hospedero. Cuando están en el cuerpo humano, pueden hallarse en nódulos fibrosos, cavidades óseas, y rara vez en otros órganos. En México, la mayoría de los pacientes presenta nódulos localizados en cabeza y tronco, con más de un gusano en su interior.

Las afecciones de este parásito son principalmente cutáneas u oculares. La oncocercosis cutánea es el resultado del desplazamiento de las larvas de O. valvulus por los tejidos subcutáneos, incluyendo inflamación: irritación, prurito, edema e hipertermia (calor) localizados, que varían en intensidad. Posteriormente se presentan erupciones papulares, ligeros cambios en la pigmentación (hiperpigmentación, mal morado; despigmentación, piel de leopardo); el prurito aumenta y el rascado causa excoriaciones que pueden infectarse o ser propensa a infecciones por hongos. Puede presentarse engrosamiento de la piel más la pérdida de elasticidad, lo que se conoce como paquidermitis

La oncocercosis ocular sucede cuando las larvas viajan hacia el humor vítreo y acuoso de ambos ojos. En la córnea se presenta la queratitis punteada, lesiones de corta evolución que se inician a partir de la abertura pupilar y se dirigen a la periferia; o queratitis esclerosante, en la cual las lesiones confluyen hacia el centro de la abertura pupilar y opacan permanentemente la córnea. Paulatinamente, la visión periférica se ve reducida y la función visual limitada. También se producen uveítis, atrofia del nervio óptico y otras alteraciones en la retina que en conjunto, causan ceguera irreversible.

Actualmente, la transmisión ha sido interrumpida en los tres focos endémicos de nuestro país. 

Las enfermedades transmitidas mediante vector constituyen el problema de ser estacionales, pues en la época de lluvias es donde mejor se reproducen los vectores, particularmente moscas y mosquitos. Para prevenir este tipo de infecciones lo mejor es estar informado, saber que vivimos en un país endémico donde hay alta incidencia de todas ellas, mantener los hogares ventilados, en buenas condiciones de higiene, checar constantemente rendijas, hacer fumigaciones continuas, utilizar mosquiteros y repelentes. Así mismo, al igual que para las enfermedades de transmisión fecal-oral, es de gran importancia evitar el autodiagnóstico y la automedicación, sólo un médico preparado tiene el conocimiento y las herramientas diagnósticas adecuadas para determinar las causas del malestar, así como las medidas a tomar.

Bibliografía:

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